Por Sophie
Había una vez una ballena y un pez tuna quienes eran las mejores amigas. Ellas eran muy felices hasta que unos pescadores en la isla deseaban comer sandwiches de tuna.
Un día la ballena se acercó a una niña y le pidió ayuda.
“¡Auxilio, auxilio! ¿Podrías ayudarme a mi y a mi amiga?” dijo la ballena.
La niña miró fijamente al pez tuna y dijo “oh my.” Mi nombre es Annie. Luego las llevó a su casa, las metió en su piscina y les preguntó “¿Cuál es el problema?
“Nos quieren atrapar y comer,” respondió la Ballena.
“Oh querida,” dijo Annie.
En ese momento Annie escuchó a su mamá llegar a casa así que les dijo que se quedaran en la piscina y no llamaran la atención.
“Quedense aquí, por ahora estarán a salvo.” dijo Annie en voz baja.
Un par de días después Annie habló con los pescadores del área e hizo un trato. Ellos jamás atraparian ballenas y mucho menos peces tuna. A cambio, Annie les llevaría almuerzo todos los días. Así que Annie regresó la ballena y a su mejor amiga la pez tuna al mar.
Desde ese dia se promulgó un edicto que en la isla de Annie que era prohibido atrapar ballenas y pescar peces tunas.
Todos los días que Annie le lleva almuerzo a los pescadores la ballena y su mejor amiga la pez tuna venían a saludar y a jugar con Annie.
“¿De que son los sandwiches que les traes a los pescadores?” pregunto la ballena.
“De pollo,” dijo Annie. “Oh querida,” exclamo la pez tuna.
Sophia Cabañas tiene 9 años. Vive en el sur de Texas. Su color favorito es el morado. Le encantan los perezosos. Cuando sea grande le gustaría ser una científica para hacer muchos experimentos o una chef profesional porque también le gusta cocinar. ¡De hecho, sería genial si pudiera ser una chef científica!