El Reflejo en el Lago
Escritura y Fotos por Valentina
Érase una vez en un muy, muy pequeño pueblo una pequeña niña llamada Gil. Ella era una personita muy inteligente y demasiado astuta. Se consideraba un alma libre, ya que su vida se desarrolló a los pies de una montaña y a orillas del “Lago Mágico”.
La pequeña Gil vivía solamente con sus abuelos, ellos lo eran todo para ella. A pesar de tener 6 años Gil sabía mucho, se sabía todos los nombres de los árboles y los arbustos que la rodeaban, hasta los más mínimos detalles.
Gil era una niña común y corriente, tenía una tez muy blanca similar a la de la nieve y un cabello muy largo y negro obscuro, como el mismísimo anochecer.
Un día, con sus abuelos, fueron a buscar agua al Lago Mágico, porque de los mínimos recursos tenían que abastecerse. La pequeña Gil siempre era muy observadora contemplaba todo con sus negros y gigantes ojos.
“Gil, ten cuidado con la orilla, sabes perfectamente que no te puedes sumergir en este lago” le dijo su abuelito.
Esto Gil se lo cuestionaba demasiado, es más ni si quiera la dejaban ir sola a ese lugar.
Gil con un tono curioso preguntó “¿Y por qué abuelito? ¿Qué pasa?”
El abuelito respondió “porque el lago lo que más desea, es a ti”
Gil con un millón de dudas en su pequeña gran cabeza prosiguió a ayudarle a su Abuelito con los baldes de agua, eran aproximadamente 4km los que tenían que recorrer.
Ya oscurecía y Gil todas las tardes se subía a su árbol favorito un Ñirre y desde ahí contemplaba el bello crepúsculo que se reflejaba en aquel lago por solos unos minutos.
Esa misma noche Gil se mentalizó y tomó la decisión de escaparse e ir al lago, pues agarró un delgado y largo palo, junto a él una pañoleta y guardo en ella dos manzanas y dos panes con mermelada de mosqueta. Con mucha cautela Gil se escabulló por la diminuta cabaña y logró escapar con éxito.
El cielo estaba estrellado en este se podía apreciar la vía láctea, quedó atónita ante la majestuosidad que tenía delante de sus ojos. Al cabo de unos minutos siguió con su aventura.
Al caminar ya 2km, que para sus pequeños pies eran una eternidad, Gil paró a comerse uno de sus panes y en ese mismo instante vio una luz que descendía al lago mágico, se dirigió a toda velocidad hacia aquel lugar, llegó a la orilla y contempló aquella luz que se reflejaba como un espejo a través de esas aguas.
Esa luz permanecía inmóvil a unos cuantos centímetros por encima del lugar y ella preparada se arremangó sus pequeños pantaloncitos con sus altas y grandes botas de goma que le llegaban un poco más arriba de las rodillas, se introdujo lentamente al misterioso lago.
Cuando el agua le llegaba un poco más arriba de sus gigantes botas color rojo, la pequeña Gil gritó “¿Qué quieres de mí lago mágico?” a los instantes logró escuchar su eco, pero a los minutos escuchó otra voz y vio como lentamente el lago le abría el paso directamente a la luz que en ese momento estaba en su máximo resplandor.
Gil sin pensarlo dos veces corrió hacia él y poco a poquito se dio cuenta de que mientras más se sumergía, más nítido era su reflejo, lo más extraño era que ella se encontraba por debajo de la superficie del agua y su reflejo lo veía al revés y por encima de ella.
Ya estando frente a la luz ella vuelve a repetir “¿Qué es lo que quieres de mí lago mágico?”
La voz, no muy clara que había escuchado hace un rato, ahora se escuchaba con mayor nitidez, diciendo “Mi nombre no es Lago Mágico como todos creen, me llamo Lago Christie y liberaré tu alma de lo que no eres”
Gil impactada respondió “¿Cómo? No logro entenderte” la luz empezó a brillar más y más, la pequeña con sus diminutas manos tapó sus inmensos ojos y nuevamente la voz habló “Pequeña el momento ha llegado” ella poco a poco vio como se formaba un sutil remolino alrededor de su cuerpecito y de un pestañeo a otro se empezó a ver la cálida luz del Alba, Gil preocupada por lo que le dirían sus abuelos al no verla en casa, intentó escaparse de aquél remolino, pero no pudo, la tenía atrapada.
Un poco asustada ella miró hacia arriba y se vio reflejada, ya no como una persona si no como una pequeña y juguetona Tonina y sonó la voz “El proceso ha terminado, ahora eres libre.”
Al instante llegaron los Abuelos de la pequeña Gil, el abuelo con una sonrisa y con lágrimas en los ojos dijo “Ha sucedido, pero ahora podrá seguir el mismo y hermoso camino de sus padres.”
Pasaron los meses y los Abuelos iban cada semana al Lago Christie a ver a su pequeña Gil, aunque esta vez ella no venía sola, venía con dos hermosas Toninas más, el Padre y la Madre. Los tres hacían piruetas por todas direcciones, pero de un momento a otro sucedió algo inesperado, Gil llegó a la orilla y volvió a convertirse en humana, todos impactados frente al increíble suceso, la pequeña dijo fuerte y claro “Yo decidiré ser lo que yo quiera ser, si tengo ganas de ser humana, lo seré y si quiero al otro instante ser una maravillosa Tonina, no lo pensaré dos veces.”
Dicho esto, Gil pasaba una semana con sus Abuelos y la siguiente en el lago con sus amados padres.
Gil con su curiosidad por el mundo y su valentía, logro compartir su felicidad en su mundo como humana y en su mundo en el agua, solo cambiaba su forma externa pero su interior lleno de luz y amor seguían intactos.
Valentina nació en Chillán una ciudad de Chile, pero actualmente vive en la Patagonia, lugar que ha sido fuente de inspiración para su vida. Ama la música, leer, la fotografía y escribir. Se caracteriza por tener gran creatividad e imaginación por lo que prefiere todas las actividades vinculadas con el arte así como también temas vinculados a la la psicología, la astronomía, la filosofía y las matemáticas. Su mayor sueño es dedicarse al Violoncello, instrumento que toca desde los 13 años. Sueña con entrar a alguna rama de las fuerzas armadas, confía que con talento, disciplina y esfuerzo lo logrará. Valentina siempre esta aprendiendo y le encanta conocer gente diferente en cada uno de sus viajes.