Por: Ana Sastre Quemada
¡Pss! ¡Amigo! No te imaginas el post que te traemos hoy. No, no. De verdad que no te lo imaginas. Sabemos que llevas meses esperando este día, y por fin ha llegado. ¡Bienvenido al verano!
El 21 de junio celebramos el Solsticio de Verano. ¿El qué? El solsticio de verano, amigo. Que es el día más largo del año, con más horas de luz y con la noche más corta.
¿Cómo es esto posible?
Bueno, pues todo tiene su explicación. Tiene que ver con la inclinación del eje de rotación de la Tierra; quiero decir, en este día, el Polo Norte de nuestro planeta está inclinado hacia el Sol. Por lo que, pasamos más horas de luz que de oscuridad.
Pero, ¡cuidado! Esto solo nos pasa a lo que vivimos en el Hemisferio Norte de la Tierra. Los que viven en el Hemisferio Sur están pasando el día más corto del año y están dando la bienvenida al invierno. ¡Alucinante!
A partir de este día, los días tienden a ser más cortos; lo que significa que cada día podremos ver la puesta de sol antes. Hasta que lleguemos al Solsticio de Invierno que será lo contrario, tendremos el día más corto del año y, después de ese día, iremos ganando unos segundos diariamente de luz solar.
Aunque no te lo creas, o más bien… aunque no lo veamos, no somos el único planeta del Sistema Solar que tiene solsticios. No son tan frecuentes como los nuestros, pero los demás planetas del Sistema Solar tienen sus tiempos y sus rotaciones sobre sí mismos.
De todos modos, sabemos que este día no solo es importante porque llega el verano; sino también porque es sinónimo de vacaciones y buen tiempo para estar con la familia y los amigos. Así que… ¡a disfrutar!