Por: Daniela Pérez
Andar en bicicleta durante el verano siempre es una buena idea, es una de las actividades más divertidas para hacer. Ahora, andar en bicicleta con mi familia entre dos países, Berlín y Polonia, es toda una aventura.
Dejame contarte…
Si me conoces bien sabes que no soy la más deportista del mundo, pero sí sé andar en bicicleta y disfruto de la experiencia, así que cuando mis sobrinos me vinieron con la idea de hacer un viaje largo en bicicleta por Europa, esta tía se unió a la aventura; te puedes imaginar, no me quedaba otra.
Salimos temprano llenos de energía desde Berlín. Nos fuimos en bicicleta hasta la estación de tren, ahí tomamos un tren, al que subimos las bicicletas y viajamos hasta una ciudad alemana fronteriza con Polonia. Ahí nos bajamos y anduvimos en bicicleta por el pueblo hasta que encontramos un lugar muy popular para comer. Comimos la comida típica del lugar, una pasta con salsa de tomates con una carne, y sopa de tomate.
Nos montamos en bicicleta y seguimos la ruta por medios de campos, pequeños pueblos y bosques nativos. Sentir y respirar el aire puro fue sensacional. Paramos en riachuelos y cada vez que algo nos llamaba la atención como mariposas, flores, ovejas y patos, nuestro camino estaba rodeado de una naturaleza increíble.
Después de varias horas llegamos a un puente histórico llamado Siekierki-Neurüdnitz. Cuando se inauguró en 1892 fue el puente de trenes más largo sobre el río Oder con 785 metros (487 millas). El puente fue bombardeado durante la Segunda Guerra Mundial, en enero de 1945 por los soldados nazis. Después de su reconstrucción e inauguración en el año 2021, el puente se dejó como peatonal y para bicicletas conectando a Polonia y Alemania.
Estar en un lugar histórico y entender lo que ocurrió en este puente es una experiencia única. El puente desde el lado polaco tiene un mirador espectacular donde puedes apreciar el río, los bosques, las aves y su naturaleza alrededor. La verdad que fue increíble el poder cruzar a otro país en bicicleta, nunca me lo hubiera imaginado.
En Polonia nos quedamos a dormir en un castillo que una vez fue el castillo de cacería de algún Principado de Prusia. El lugar tenía animales embalsamados que estaban de decoración por todos lados. Osos, venados, ciervos, cebras y tigres constantemente nos miraban. El lugar también poseía un establo de caballos, donde había caballos de raza fina, como también un pequeño zoológico con pavos reales y otras aves exóticas.
Los siguientes dos días nos dedicamos a visitar pequeños pueblos históricos de Polonia. Ninguno de nosotros hablaba el polaco pero nos dimos a entender. La gente fue muy amable y hospitalaria.
Por último visitamos un mercado Polaco que tenía absolutamente de todo, desde ropa, bolsos, zapatos hasta deliciosas comidas y productos. Nos entretuvimos mucho mirando todo y probando las ricas comidas.
Nos subimos a la bicicleta y cruzamos otro puente que nos llevó de regreso al lado alemán. Ahí cruzamos pueblos y campos hasta llegar a una nueva estación de tren desde la que nos embarcamos de nuevo rumbo a Berlín.
La experiencia fue buenísima, así que ya estamos planeando un próximo viaje en bicicleta para este verano… Creo que debo comenzar a hacer ejercicio para estar lista en esta nueva aventura. De paso te cuento que el 3 de junio celebramos el día mundial de la bicicleta. ¡Si ,hay un día para celebrar este deporte!
¿Y tú dónde andas o montas en bicicleta?